El fuego que vivo

No es el color del cielo lo que me seduce, sino la sensación de lo interminable.

lunes, 23 de junio de 2014

Pensar en México me hace pensar en grande

Quisiera hablar de mi patria como la vivo cada día. Nada me inspira mas ni me define mejor que el espíritu de mi pasado y a dónde me ha llevado. Reflexionar de dónde vengo y reconocer en la siembra de mis pasos lo que por adopción hago me hace sentir que hoy no es día para levantarse con pesimismo con una perspectiva de futuro agria y dolorosa, porque vivir a México a través de sus fronteras y fuera de ellas me ha llevado a reafirmar el sentido de vivir mi identidad entre símbolos y sentires que poco tienen que ver con lo que la mercadotecnia vende como nación. Hablar de México para mi es algo mas primigenio, mas una serie de cantos y acordes de la naturaleza, dónde mis ojos son noria de mi alma al recordar el olor del surco, el murmurar de los pájaros por la mañana, el
hermosísimo velo del amanecer y sus mañanas tostadas por un sol labrante, implacable y generoso; donde la veta del árbol es herida y sudor de atlante, de los brazos protectores del campo. Vivo marcado por lo que serán mis cenizas.
Hablar de mi tierra es también explicar el porque de los colores de mi bandera y lo que sostiene, lo que vive sobre una tierra llena de agua, sal y espinas, literal. Una planta tan noble como el nopal debe decir muchas cosas: tan punzante como protectora, tan alimento como casa, tan agua como carne. Hablar de su águila feroz sosteniendo una serpiente al centro de su abrazo es como el guerrero tenaz que se levanta día a día con sus sueños, con sus garras que son arco y su serpiente flecha, símbolo de sabiduría y fortaleza, fauna de hombres construídos en mitologías de ensueño y que tienen forma de leyenda. Es el mismo mexicano que ha surcado en las dificultades de sus historias a lo largo de los siglos. Mi bandera no solo es un lienzo de fibras y ojales, es el espíritu que ampara quienes somos y de dónde venimos, los del campo y la ciudad, indígenas y mestizos, los que por adopción han tomado a México como patria, los huérfanos que ha acogido, los que han llevado a su pueblo mas alla del vientre que los origina, aquellos que cada día trabajan y piensan en como llevar el suelo al cielo, en los que cosechan y comparten, en los que ayudan al que necesita, en el que vive su humildad como su mayor riqueza, en el que vive su riqueza con humildad, en el que cree y hace justicia, en el que piensa que el futuro puede ser mejor. Y és.
Vivir a México mas alla de su geografía, de sus mapas que son códices pintados de agua y tierra, y estar lejos de ella me ha enseñado a acercarme, a aprender con mayor euforia de dónde vengo y pensar a dónde quiero ir. Ése lugar es y siempre ha sido México. Si es que algún día me fui. Regresar también debe significar ir mas lejos, porque son dos veces el camino del esfuerzo: el de ir y volver. Los hilos de la vida me han conducido por muchas rutas; bordando patria, mirando ahoras, dibujando pasos. Mi patria no éstá lejos de mi, porque yo también soy México y vivo a sus mismas horas, sufro sus heridas y sueño con sus montañas y cielos plenos, añoro verla cada día para hacer lo mejor posible, para inventarle mejores horas con el trazo de mis pasos.
México publicita centurias de patria y libertad en años símbolos, pero debería ser cada mañana. No solo hay que hacer mas escuelas, sino mejores maestros y alumnos. No sólo hay que hacer mas hospitales, sino a enseñarle a la gente a vivir con salud para que no se enferme. Hoy no hay que reparar catástrofes sino prevenirlas. Hoy no solo hay que pedir justicia, sino gobiernos mas honestos y policías confiables, que respeten al pie de la letra lo que se ha construido en nuestra Constitución. Hoy no hay que darle dinero al pobre, sino a enseñarle cómo multiplicarlo. Hoy no hay que anunciar cuántos empleos se generaron, porque trabajo sobra, hacer de nuestro corazón nuestra mejor estadística estadísticas. Hoy no hay que combatir al crimen, hay que hacer mejores ciudadanos. Falta creatividad en nuestro sistema de gobierno, que rapiña con las necesidades de sus gobernados, que cierra los ojos ante las verdaderos retos para llevar al país de frente y no comparte cerebro en cada parte que lo articula. Hoy no es uno con el pueblo. Parece que transformar al país es un milagro. Los siglos demuestran que para seguir andando hay que hacer mas y mejores caminos. Hoy a todos nos toca poner los pies en la tierra con la cara al cielo. Hoy hay que pensar en México para pensar en grande.

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